5 Rituales de autoamor que toda bruja moderna debería conocer

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En el corazón de toda práctica espiritual verdadera hay una ley sutil pero poderosa: el amor propio es la raíz de toda magia auténtica. No existe bruja, sanadora o canalizadora que pueda sostener su don si no cultiva una relación sagrada consigo misma. Y en un mundo que constantemente empuja a mirar hacia afuera, recordar el poder del autoamor es un acto revolucionario, mágico y profundamente transformador.
El autoamor no es ego ni vanidad. Es presencia. Es respeto. Es la decisión diaria de habitarte con ternura, de escucharte sin juicio, de honrar tus emociones como guías, de volver a tu cuerpo como templo, y de recordar que sos tu primer altar. La brujería moderna, lejos de las fórmulas vacías, se convierte en medicina viva cuando está sostenida por una práctica real de cuidado espiritual hacia una misma.
A continuación, te comparto cinco rituales poderosos de autoamor que toda bruja moderna debería integrar a su vida. No se trata de fórmulas fijas, sino de momentos íntimos que activan la magia más profunda: la que nace cuando decidís amarte como sos, sin condiciones.
Ritual del Espejo y la Palabra
El primer hechizo que toda bruja aprende es el del verbo. Lo que decís tiene poder. Y cuando te hablás a vos misma, estás lanzando decretos hacia tu campo energético. Este ritual es simple, pero profundamente transformador. Parate frente al espejo, mírate a los ojos en silencio. No busques defectos. No corrijas nada. Solo observate como si miraras a una diosa olvidada que vuelve a despertar. Y luego hablale. Decile en voz alta lo que necesitás escuchar: que es suficiente, que es bella, que es poderosa. Decile que estás con ella. Decile que la amás. Hacelo todos los días, aunque te cueste. El alma responde cuando la llamás con verdad.
Baño energético de amor propio
El agua tiene memoria, pero también intención. Preparar un baño no es solo un acto físico, sino un acto sagrado. Llená una bañera o un balde con agua tibia. Añadí pétalos de rosa, un puñado de sal marina o sal rosada, unas gotas de aceite esencial de lavanda o jazmín, y si podés, un chorrito de leche vegetal. Entrá al agua como quien vuelve al útero de la Tierra. Sumergite con lentitud. Cerrá los ojos. Y visualizá que esa agua acaricia no solo tu piel, sino también tus heridas invisibles. Imaginá que te limpia de la exigencia, del rechazo, de las comparaciones. Al salir, secate con amor y vestite como si te prepararas para un rito importante: tu propia existencia.
Ritual lunar de gratitud al cuerpo
Cada luna llena, tomá un momento para agradecerle a tu cuerpo todo lo que hace por vos, más allá de cómo se ve. Prendé una vela blanca, sentate en posición cómoda y pasá tus manos por cada parte de tu cuerpo con ternura. Agradecé a tus pies por sostenerte, a tus piernas por moverte, a tus brazos por abrazar, a tu vientre por contener emociones, a tu corazón por seguir latiendo. Este ritual no busca cambiar nada. Solo reconocer que tu cuerpo es tu canal mágico. Sin él, no podrías leer, escribir, amar, llorar, canalizar ni danzar. El cuerpo también es espíritu. Y merece ser honrado.
Consagración del perfume del alma
Creá tu propia poción de autoamor. En un frasco pequeño, mezclá aceites esenciales que conecten con tu energía femenina y tu intuición: rosa, sándalo, ylang ylang, vainilla, jazmín, canela. Añadí una piedra pequeña (cuarzo rosa o amatista) y algunas flores secas si deseás. Cada mañana, colocá una gota detrás de tus orejas o en tu muñeca y repetí mentalmente: “Me elijo. Me cuido. Me amo. Estoy completa”. Este perfume será tu escudo vibracional y tu recordatorio diario de que el amor más fuerte que existe debe comenzar en vos.
Escritura sagrada del deseo auténtico
La bruja moderna no manifiesta desde la carencia, sino desde la conciencia. Tomá un cuaderno que uses solo para vos. Una vez por semana, sentate en silencio, encendé una vela violeta o rosa, y comenzá a escribir qué deseás… pero desde el alma, no desde el ego. Escribí: “Deseo recordar mi valor”, “Deseo volver a confiar en mí”, “Deseo rodearme de personas que me honren”. Que tus palabras no pidan cosas, sino que activen emociones. Esta escritura es una invocación. Lo que ponés en papel, comienza a vibrar en tu campo sutil. Y la energía no ignora lo que vibra con verdad.
El autoamor como práctica mágica y cotidiana
Ser bruja moderna no es vestirse de negro ni saber de tarot. Es sostenerse en los días oscuros. Es encender una vela aunque no haya esperanza. Es mirarse con compasión cuando el ego grita. Es transformar el rechazo en medicina y el dolor en portal. Y para eso, el autoamor no es un lujo: es un acto de supervivencia espiritual.
Amarte no es un destino. Es una práctica. Es un conjuro. Y cada vez que lo repetís, tu luz se expande. El mundo cambia cuando una bruja se ama a sí misma sin pedir permiso.